mercredi 23 janvier 2008

La Sapienza, Benedicto XVI y la ciencia

El texto que iba a pronuncir el Papa en su visita a la Sapienza se hizo público poco después de conocerse la cancelación de su visita, motivada en parte por la protesta de un grupo de profesores de la universidad, físicos en su mayoría. Que es lo que la comunidad universitaria de Roma ha ganado (o perdido) con la cancelación de la visita de Ratzinger? Me gustaría, sin hacer un análisis extensivo de toda la problemática asociada, seleccionar algunos breves fragmentos de su discurso, y descubrir si efectivamente era adecuado oponerse a la visita de un Papa reaccionario y anticientífico en una universidad laica, o si por el contrario, el discurso de este Papa entroncaba con la razón más profunda de ser la la Universidad y de la ciencia.


"Pienso que el verdadero origen de la Universidad está en el deseo de conocimiento que es propio del hombre. Él quiere saber que es todo lo que le rodea. Él desea la verdad"


Recordemos que el fenómeno de la Universidad nace en el Occidente cristiano durante la Edad Media, como una comunidad de transmisión y generación de conocimiento sin parangón en otras culturas, muchas de ellas con una enorme tradición de erudición y conocimientos técnicos, pero que por otras razones no llegaron nunca a generar un lugar como lo que hoy conocemos como universidad. Benedicto XVI nos recuerda la razón última que está en el origen de la universidad y de la ciencia, que no es otra que conocer mediante su razón las leyes de la realidad.


"El hombre desea conocer, desea la verdad. La verdad es por encima de todo una cosa del ver, del comprender, de la teoría, como lo denomina la tradición griega"


Todo científico se verá plenamente reconocido en estas palabras de Benedicto XVI: todo aquello que nos mueve es, en última instancia, un deseo de entender mejor la realidad, y una fascinación por la belleza que nos encontramos frente a la verdad de la realidad. Esta fascinación por la verdad forma parte de nuestra experiencia aunque sea aparezca en aspecto muy técnicos y fragmentados de nuestro estudio de la naturaleza. Aunque yo, mediante un complejo cálculo o una simulación de ordenador, pueda entender mejor un pequeño aspecto de la realidad, esto es suficiente para que algo en mi se alegre y se admire, si no es por esto, quien dedicaría su vida a la investigación científica? Sea cual sea la circunstancia, sorprende y admira igual la posibilidad de establecer una correspondencia entre nuestra razón y la realidad de las cosas.



En los tiempos modernos han aparecido nuevas dimensiones del saber, que en la Universidad son valoradas sobre todo en dos grandes ámbitos: sobretodo el de las ciencias naturales, que se han desarrollado sobre la base de la conexión entre experimentación y del presupuesto de la racionalidad de la materia ..... Pero el peligro del mundo occidental es que el hombre, consciente de la grandeza de su saber y de su poder, se frene frente a la cuestión de la verdad. Esto quiere decir de la razón se plega frente a la presión de los intereses y el atractivo de la utilidad


Benedicto XVI reconoce, como es de justicia en mi opinión, la importancia del conocimiento natural de la realidad (como ha hecho por otra parte la Iglesia en toda su historia), pero sin desmerecerlo ni un ápice, recuerda que incluso el mayor de los conocimientos, desprovisto de su conexión última con la verdad, puede sucumbir a la utilidad y a la falta de sentido, y en muchas ocasiones se convierte en instrumento de poder y de dominación, como por desgracia hemos conocido en bastantes ocasiones en el siglo pasado. La ciencia natural, por grandes que sean sus logros, nunca puede convertirse en algo separado del resto de las dimensiones del hombre.


Volviendo al punto de partida: que tiene que hacer o decir el Papa en una Universidad? Su tarea es mantener la sensibilidad por la verdad e invitar siempre a la razón a ponerse en la búsqueda de la verdad.


No hay esfuerzo más justo (y más efectivo para volver a dinamizar en el Occidente un atractivo especialemente por las disciplinas científicas que se pierde año tras año) que recordar que la tarea de la Universidad, más allá de instruir, generar spin-offs, formar buenos profesionales para la sociedad o producir riqueza, es sobre todo acompañar al hombre en su camino a lo que más desea en este mundo: conocer la verdad de la realidad, en sus múltiples y ricas facetas. Es una lástima que el Papa no pudiera transmitir tan noble (y profundamente humano, por lo tanto, razonable) propósito a la comunidad universitaria de la Sapienza!

Aucun commentaire: